La piel de Busty Ela o Ela Savana (se la conoce por igual) es de ese moreno brillante que casi parece que irise reflejos dorados. Una agradable tonalidad chocolate que se antoja como el más dulce y apetecible de los postres que uno pueda imaginar, sobre todo después de una buena comida, con todo el doble sentido y la intención del mundo. Vosotros, amigos y amigas de Tetazas, ya sabéis a qué me refiero. Un moreno, el de su piel y el de sus pezones que parecen galletas Oreo, esculpido a base de largos paseos totalmente desnuda por esos parajes solitarios y silenciosos en los que Ela Savana suele fotografiarse, como si su constitución fuera el mejor de los complementos a esos lugares en los que la naturaleza, lo natural (como sus preciosas tetas grandes) es lo único que importa. Pues a mí tampoco me importaría hacer nudismo con ella, alejados de la civilización.
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