Vuelve tu amigo de vacaciones, tras estar tres semanas en Santa Pola, haciendo el gañán en un complejo de los de pulserita, con 2500 fotos de su monotemático día a día entre cubatas, insolaciones y vómitos diurnos. Entonces piensas “Horror, ahora el muy cerdo querrá enseñarme sus fotos una a una”. Pues si te ves reflejado, eso te pasa por no tener amigas como la protagonista de esta galería: una vecinita con la que a uno se le hace la boca agua y se le encogen los pantalones a la altura de la bragueta. Sí, muchachada, si en vez del amigo pesado fuera ésta tu amiga, estarías dispuesto a ver las fotos de sus vacaciones una y otra vez, incluso a pedírselas en un USB y a guardarlas en esa carpeta del escritorio de tu ordenador a la que llamas “Apuntes” para que ni dios tenga curiosidad en abrirla y pillarte la colección porno que atesoras desde que te pusieron el ADSL en casa.
